CARA DURAS
Juntos por el Cambio (JxC) hace foco en la Educación para marcar diferencias con el Frente de Todos (FdT) al tiempo que se desata un escándalo por espionaje vía reconocimiento facial.
Macri y Larreta recorrieron junto a la Ministra de Educación Porteña, Soledad Acuña, una escuela en Nueva Pompeya. Una reiterada y clara señal de que una de las estrategias de JxC de cara a las próximas elecciones es hacer eje en la Educación. Ávidos en la lectura de Focus groups, los macristas evalúan que la sociedad hace un balance negativo de la suspensión de clases presenciales durante buena parte de la pandemia y se posicionan como grandes paladines de la educación con gestos ampulosos. Ya habían dado muestra de esta táctica con el apuro por iniciar las clases en febrero y el abandono de las burbujas y los protocolos de cuidado.
Poco importan los datos duros de las gestiones de Rodriguez Larreta y de su antecesor, Mauricio Macri, en la Ciudad de Buenos Aires, que muestran la continua desinversión y subejecución presupuestaria de la cartera educativa. Y qué decir de la continua derivación de subsidios a la educación de gestión privada en detrimento de la pública.
Ya probaron con éxito la demonización de los gremios docentes usándolos como chivo expiatorio del deterioro educativo. Durante el gobierno de Maria Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires, dicho ardid le sirvió a Esteban Bullrich para saltar de Palacio Pizzurno a Senador nacional, derrotando contra todo pronóstico a Cristina Fernandez de Kirchner en las legislativas de 2017.
Las altisonantes declaraciones de Acuña denostando a los docentes, lejos de reportarle inconvenientes, reditúan con encendidos apoyos por parte del núcleo duro de votantes del PRO. No sería de extrañar que sea candidata a algo próximamente.
Como para confirmar que la campaña se monta sobre la educación, en otro acto realizado en una escuela de Mataderos, la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) denunció que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires puso tatuajes temporales con el logotipo de la gestión en las manos de estudiantes. En un comunicado, dicho gremio afirmó que en el acto de apertura del nuevo edificio de la Escuela 6 del Distrito Escolar 20, «nos encontramos con que desde el Gobierno de la Ciudad se les puso a niños un tatuaje temporal con imágenes infantiles acompañadas del logotipo ‘BA’ asociado a esta gestión».
Sin embargo, la educación no es la única estrategia que despliega la actual oposición en el campo de batalla político. La vieja y conocida herramienta del espionaje saltó a la luz con la denuncia del titular del segundo juzgado contencioso administrativo de CABA, Roberto Andrés Gallardo. En dicha investigación se pudo conocer que el Ministerio de Seguridad porteño accedió irregularmente a los datos biométricos de millones de personas y realizó casi 10 millones de búsquedas.
El polémico sistema de reconocimiento facial es una aplicación que identifica automáticamente a una persona en una imagen digital y su utilización fue aprobada por la legislatura porteña con el fin de que sea utilizada para el reconocimiento de rebeldías y capturas por la justicia. Pero los maleantes que integran esa lista no superan los 40.000 con lo cual no se justifican los casi 10 millones de requerimientos que el Sistema Nacional de Reconocimiento Facial de Prófugos (SNRP) le hizo al RENAPER. Entre quienes fueron observados por la cartera de la que depende la Policía de la Ciudad están el presidente Alberto Fernández, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, y la dirigente de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini. Además, la lista la integran importantes empresarios como Hector Magnetto y Alejandro Bulgheroni, periodistas y otros políticos del propio espacio de Juntos por el Cambio como
Elisa Carrió y Patricia Bullrich.
La recolección de información de inteligencia no es la única cara de esta herramienta. El simple hecho de conocerse este hábito tan extendido en el ADN macrista ya funciona de por sí como una estrategia intimidante para propios y extraños.
En síntesis, marcar diferencias con el gobierno de Alberto Fernandez y guardar carpetazos para ensuciar el terreno son los pilares en los que se apoya la oposición para generar un rápido olvido de la irregular administración del ejecutivo nacional entre 2015 y 2019.